"y yo parí a dos", "se alimentaban con leche condensada"...
La experiencia de mi abuela hace más de 50 años fue toda una noticia en el pueblo cuando aquel 18 de Septiembre decidió ponerse de parto mientras limpiaba las lámparas de la casa. Entonces imagino que no se conocía el "Síndrome de nido", pero ella lo tuvo, y rompió aguas con él...
Se veía muy gorda, pero jamás se iba a imaginar que después de parir a mi tía Sofía iba a venir Alicia. Y así fue, cuando salió la primera gemela, mi abuela, exhausta, aún seguía con ganas de empujar, la comadrona (dicése de la mujer más experimentada en partos del pueblo)le dijo que empujara, que algo saldría... y así sucedió.
Entonces las vecinas corrían de una casa a otra contando la noticia de que "la mujer del taytas" había parido nada más y nada menos que dos... y se juntaba con cuatro hij@s.
Lo recuerdo, recuerdo cada vez que me lo contaba, no paraba de recordarlo durante mi embarazo y aún se me viene a la cabeza, aquel momento en el que nació Anyo y el que vino despues cuando salió Hernán... No puedo evitar sentirme identificada con ella.
El temor de mis primas es atroz, ese sentimiento de creer que la genética va a hacer de las suyas a formado parte de mi vida, convirtiendome en una privilegiada múltiple, algo que no entienden mis primas porque ellas quieren tener los hijos de uno en uno...
Mirad, cuando me comunicaron la noticia aparte de ese asalto de temor que no te deja respirar, existía un atisbo de genialidad, de sentime única y especial, de creer que algo magnífico ocurría dentro de mí. Hoy mis tías gemelas se sienten identificadas con mis hijos, comparten la idea de que ellos van a tener ese vínculo que ellas tienen, y eso me encanta...
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